El registro de jornada no solo es una obligación legal desde la aprobación del Real Decreto-Ley 8/2019, sino también una herramienta clave para la gestión eficiente del tiempo de trabajo. Esta normativa exige a las empresas llevar un control diario del horario de cada empleado, sin importar el tipo de contrato o modalidad laboral, con el objetivo de garantizar la transparencia y prevenir abusos relacionados con las horas extraordinarias.
Desde entonces, muchas organizaciones se han visto en la necesidad de revisar y modernizar sus sistemas internos para adaptarse a este nuevo marco. Métodos tradicionales como el fichaje en papel o el uso de hojas de cálculo manuales han demostrado ser ineficaces: presentan riesgos de manipulación, escasa trazabilidad y una gestión compleja ante una inspección laboral.